viernes, 26 de agosto de 2011

Yo y solo yo

Han sido muchas horas, muchos días, semanas y años en contra del destino, lamentándome de cada segundo vivido, de cada gramo de aire respirado. Lamentándome incluso de la vida que he llevado, preguntándome una y otra vez el por qué de millones de cosas que nunca han tenido respuesta...


Me perdí por un camino tortuoso, plagado de espinas y pozos sin fondo. El sol se fue sin avisar y me vi solo en un mundo gigantesco lleno de millones de personas. Intenté escribir mi propio destino, inventando un camino que huía de la realidad y esquivaba mis peores miedos, creyendo que así sería todo mucho más sencillo. Pero fue inútil.


Al final comprendí que nadie puede escribir su propio destino, que nadie puede caminar con los ojos cerrados, que hay cosas que no se pueden cambiar. Comprendí que es mejor no descubrir el secreto nunca, no encontrar el paraíso.


Al final comprendí que la felicidad la pongo yo cuando y donde quiero. Que la casualidad es la mejor medicina, que no quiero encontrarte a la fuerza. Comprendí que de nada sirve derramar lágrimas ni sentirse frustrado. Que el sol siempre me alumbra el camino y sobretodo que me tengo que querer mucho porque al fin y al cabo soy todo lo que tengo.




Sin más... Yo y solo yo.


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