domingo, 27 de marzo de 2011

Mejor fuera que dentro.

Hace mucho tiempo las ventanas no tenían cristal. No tenían cristal porque nunca a nadie se le había ocurrido algo similar.
Entonces era distinto. En lugar de cristal la gente usaba madera para cerrar las ventanas y cuando hacía viento, frío o estaba lloviendo no quedaba más remedio que cerrarlas. Cerrábamos la ventana y nos perdíamos todo lo que estaba pasando fuera, porque sencillamente, no podíamos ver el exterior a no ser que saliésemos por la puerta a observar.
Pero entonces un día a alguien se le ocurrió cambiar la madera por el cristal. Colocó un cristal fino y transparente en su lugar y algo cambió. Resultaba entonces que cada vez que hacía mal tiempo, cada vez que llovía o nevaba tan solo teníamos que cerrar la hoja de cristal. Mucho más cómodo, mucho más sencillo. Podíamos observar tras el cristal todo el exterior desde nuestra propia habitación, sin riesgo alguno de coger frío o mojarnos.
Ya no salíamos a la calle, porque total, ¿para que mojarnos o pasar frío pudiendo ver todo el panorama sentado frente a la ventana?
Fue entonces cuando la gente empezó a odiar los días grises, cuando empezaron a odiar la lluvia. Todos se limitaron a esperar en sus casas a que dejara de llover. De vez en cuando miraban por el cristal a ver si había escampado. Pero nunca se mojaban. Nunca se mojaron.
           

La conclusión que me gustaría sacar de todo esto es que creo que hoy día se nos han facilitado demasiadas cosas.
Que muchas veces nos acostumbramos demasiado rápido a lo bueno, a lo más cómodo.
Que no terminamos de enfrentarnos a los problemas porque preferimos ver la situación desde una perspectiva más segura, tras el cristal. Y vamos olvidando, poco a poco, que actuar es la mejor solución.
       
Con esto tan solo quiero decir que no se realmente el motivo, pero creo que es mucho mejor abrir la ventana, sentir el viento en tu cara, salir fuera para que la lluvia pueda mojarte. Y no importa si está oscuro o hace frío porque como lleva ocurriendo durante millones de años, después de la tormenta siempre sale el sol, y eso es lo importante, que el sol salga para secarte después.



Y porque no hay nada mejor en esta vida que
 sentir como las cosas suceden en tu propia piel.
    
   
           

1 comentario:

mar Rojas dijo...

alex se nota que vas madurando y yo contigo claro está. Estoy contigo = )