lunes, 17 de enero de 2011

Ahora


Llueve...7 de la mañana, estrenamos enero. Estoy sentado en la terraza, a oscuras, con una buena taza de café en la mano, ese que de verdad consigue despertarte. Miro por la ventana, no hay nadie en la calle todavía... normal, pienso. Los sábados no son muy apetecibles para madrugar. Me pongo a pensar en lo de siempre, en todo aquello que me viene a la cabeza cuando estoy solo. Pienso en mi vida, como es, como la estoy viviendo, como la estoy aprovechando...¿Pierdo el tiempo? Quizás.

Pero me acuerdo de esa afamada teoría que dice que la mitad del tiempo que vivímos nos lo pasamos pensando en el pasado, aquello que hicímos en un determinado momento tiempo atrás, aquello que no podemos cambiar por mucho que queramos pero que, inevitablemente nos repercute en el presente. La otra mitad del tiempo que vivímos... adivina. Sí, nos la pasamos pensando en el futuro, en todo aquello que nos gustaría hacer, todas las cosas que nos gustarían que se cumpliera, todos nuestros sueños y deseos.
 
Que luego se cumplan o no, eso es otra cosa.
                    
Si lo pensamos bien, según esta teoría no existe el presente. Según esta teoría en cualquier momento estás esperando algo, en cualquier momento estás deseando que se cumpla ese sueño, que llegue el verano, que se acabe la semana. En algún momento piensas en mañana, el año que viene o para dentro de cinco minutos. Piensas en futuro.

Según esta teoría también estás pensando en el año pasado, en cuando tenías 13 años, en ayer. Estás preguntándote por qué no se cumplió tu sueño, por qué no ocurrió aquello que tanto deseabas en ese momento, por qué dejaste pasar aquella oportunidad. Te preguntas por qué las cosas fueron peor de lo que esperabas. Por qué no apareció esa persona. Piensas en pasado.
 
Entonces llegas a la conclusión de que te has pasado toda la vida pensando en aquellas cosas que no hiciste, pensando en todas las que quieres hacer dentro de poco. Admites que siempre has esperado más de lo que tienes, que siempre necesitaste algo más. Llegas a la conclusión de que has odiado tu pasado, de que has querido olvidarlo. Reconoces que no te has querido, que no te has dejado vivir el presente, vivir el momento, tu momento.  Llegas a la conclusión de que has perdido el tiempo inútilmente pensando en tanto pasado y futuro porque te das cuenta, de que lo que importa es el ahora porque el ayer ya se fue y el mañana aun está por venir.

Y he llegado a la conclusión de que se me está enfriando el café...
ahora mismo.

2 comentarios:

mar Rojas dijo...

es totalmente cierto ..
Por eso es mejor centrarse en vivir el momento y dejar que todo pase como tenga que psar sin presionarnos , porque nada ocurre como pensamos , pero eso no quiere decir que por ello no nos pueda sorprender.

Querétaro dijo...

=)