jueves, 28 de abril de 2011

aire para VIVIR

Un grano de arroz, un sí porque sí, un no porque no. Amanecemos en París, la ciudad del amor y del odio sosegado. Anochecemos en la cima del mundo, un mundo azul y verde, o gris... o negro.

Y cogemos las maletas vacías porque no nos hace falta nada más que aire. Aire para volar, para vivir.

Caminamos sin rumbo fijo porque nos gustan los caminos que se pierden a lo lejos, sin dirección, sin rumbo. No sé. A veces es mejor no saber hacia donde vas...
Pero luego volvemos hacia atrás. Cambiamos de opinión y cogemos otro camino porque nos gusta poder cambiar las cosas cuando queramos, cuando decidamos. Así. En un abrir y cerrar de ojos.

¿No crees que a veces hay en el mundo demasiado amor, demasiada perfección? Tan estructurada, tan inútil...

Ansia.
  
Y ponemos el tope aquí, no quiero andar más.
Aquí nos quedaremos sin importar lo que digan. Porque estamos de paso, porque somos efímeros. 
Y ahora ya da igual lo que hablen porque sabemos que llegará un momento en que todo esto acabe, porque sabemos que llegará un momento en que todo esto dejará de existir, junto a los que hablaron, junto a tí, junto a mí.

Ahora me apetece cantar fuerte, dormir unas horas, desafinar las notas de una melodía perfectamente exquisita. Me apetece romper cristales y andar sobre ellos. Y me apetece decir cosas como estoy haciendo ahora mismo, enumerando y escribiendo para sentirme mejor, para dejar a un lado la cabeza y al otro el corazón.

Supongo que es esto lo que nos ha tocado vivir, aunque a veces me gustaría poder cambiar de vida cuando quisiera. Ser tú, ser él, ser ella.
Pero no te preocupes, me gusta mi vida, no estoy del todo amargado ni voy llorando por las esquinas. Creo que aun sigo siendo demasiado fuerte para esas cosas. Será que pienso demasiado. Demasiado.

Al final mas vale conformarse con lo que hay. Conformarse pensando que el cielo es azul porque sí, que la Luna y el Sol son inalcanzables, que las flores se marchitan cada invierno, que el mundo se va a la mierda, que pasamos de todo porque nos encanta vivir la vida, la diversión... Y seguimos haciendo daño. Como el daño que hacen los que discriminan, los que no toleran, los que obligan, los que deciden por otros, los que matan y los que causan dolor al fin y al cabo.

Creo que somos incompatibles, que siempre tendremos dificultades para entendernos. Nos han hecho así. Nunca sabremos quién o qué, pero tengo claro que no será ese dios bañado en oro y seda con ganas de imponer una moral a la gente.

Aun así no hagas caso de esto, aun soy demasiado joven, inmaduro, incompetente... Quizás ni siquiera sepa de lo que estoy hablando, puede que no conozca el mundo, ni el amor, ni los sentimientos reales. Puede que aun siga siendo la pieza que no encaja en el puzzle incompleto. Puede que aun siga siendo un sí a medias, una batalla sin final, un corazón sin mitad.
  
 
Pero no hagas caso, quizás esté desvariando.
     

1 comentario:

mar Rojas dijo...

tranquilo toodos hemos pensado eso a veces.